martes, 26 de agosto de 2008

Qué se hace

Ni si quiera escribir me salva de la agonía que es no tenerte. Ya sé, que ayer me dijiste que volara con el sueño de las hojas, al infinito, a donde empieza la locura. Qué se hace, corazón, cuando soy yo el que se niega a dejarte, cuando eres tú la mano que sana mis heridas, cuando nos desconocemos en los ojos. Qué se hace para callar tus labios y morderme la lengua que amenaza con quererte, o con el estorbo del día que cancela mis noches tristes. Qué hago con la línea de mis dedos, y con el aire que aprieta gritos en tu vientre. Qué se hace cuando nadie ayuda, ni sabe, dice nada. Y cuando duermes, y cierras la puerta de tu mundo, o con la lluvia de tus ojos que inunda mis párpados vacíos. Qué hace uno para ayudarse, cuando el futuro sabe a humo y el pasado es un mal sueño, cuando los días caminan lento y el olor de tu desprecio asfixia nuestro encuentro; cuando se es libre de querer al aire, de dormir hasta morirse. Qué se hace, corazón mío, cuando sabe uno que el presente duele, que mañana no habrá nada, que la soledad nos alcanza. ¿Qué se hace, mas que amarnos?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Está hermoso.
Me ha pasado, es terrible cuando despiertas cada mañana con ese agujero en el pecho, y de verdad te convences en que no habrá nada mejor que te alivie el alma. Me encanta como escribes, Guillermo, y cómo puedes escribir sobre todo lo que tú quieras. Te admiro mucho en ese sentido. Animo.

Blanca