lunes, 21 de julio de 2008

No llevan a nada

Los gritos no llevan a nada. El corazón se cae a pedazos, en cada tono que exprime la garganta. Los ojos, las manos, el llanto. Se junta todo, se vuelve nada. Con el peso del odio, el cariño se extingue, y el coraje amarra lágrimas inciertas. Todos gritan, nadie escucha, se escabulle el silencio. La noche es larga, el grito penetra, mata, derrota. Todos se miran, pero nadie entiende. De pronto, las bocas vacías, los dientes cansados. Todos se miran. En la pupila, espejo de agua, la tristeza oculta. Se encuentran las horas perdidas, el rencor del tiempo. Regresa la calma, y la sangre camina en la mirada. Y el rostro, cubierto de espanto, escucha a la herida que sangra pidiendo una disculpa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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