martes, 8 de julio de 2008

En un instante

La piel se eriza, la mirada tiembla. El cuerpo emerge del sueño vacío. Despierta la alegría y se posa en los ojos tristes. Y todo cambia. La luz se divide en siete colores, y hay más que ver, más que vivir. Se empieza de nuevo, con los segundos de un instante. Con el albor de la mañana y una tarde impecable. Las estrellas fugaces que escurren del cielo y encienden deseos. El abrazo del padre, la montaña dormida, el silencio del cielo. Todo en un instante. Hierve la sangre del mundo, y se concentra en el pecho. Podría gritarlo, o decir todo en un secreto corto, que no diga mucho. O mejor no digo nada, y sólo sonrío. Porque estos momentos se asoman, brillan, y regresan al cosmos.

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