domingo, 29 de junio de 2008

Casi amanece

Es la marea, me dije anoche. Ese ruido que atormenta, hipnotiza, mata. Es la marea la que se escucha, cómo sube, baja, regresa. Granos de arena que enmudecen el sueño. Suavizan el amor, la caricia al tacto, el ojo celoso. Es la arena y la marea, con manos de plata, mejores amigas, dueñas de todo. Espejo del mundo, estrella dormida. Es la marea la que reseca todo, se olvida todo, se pierde, se esconde la vida. Jardín de destellos y arrugas de viento. Marea de olores, de rostros hundidos, callados. Cuello del tiempo, sangre pesada. Todo el tiempo, sin tiempo se escucha. No descansa. Sube. Baja. Es la marea, que mata, que sufre y no descansa. Llueve. Se escucha el derrumbe del cielo y las gotas que faltan. Pincel de color, trazo en madrugada. Se acaba la noche, el negro, la luna. Habrá de amanecer, y la locura encontrará su refugio en las calles, el ruido de los camiones, la gente que piensa y no habla. La noche y sus locuras, que no descansa, que no perdona.

No hay comentarios.: