domingo, 18 de mayo de 2008

Anestesia

Te veo y me ves. Algo tienen tus ojos, pero me evitan al compás de tu desprecio. ¿En qué fallé? ¡Dímelo! Ya no somos dos extraños en una tarde forzada de invierno. No. Olvida todo; olvida el tiempo, y ese beso vacío de sentimiento. O mejor aún, olvídame, para poder olvidarte y arrancarte sin sufrirte. Llévate tus lágrimas y guárdalas en una caja con mi aroma. Piénsame en las noches para que tu sueño se cobije con mi rencor y duermas tranquilamente muerta. Fuiste lo que debías ser, y hoy creo ser fuerte: terriblemente fuerte.

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