jueves, 17 de abril de 2008

Madrugada

Me arrepiento de escribir, y río. Son esas noches que parecen infinitas, esas que los grillos vuelven un concierto y hacen llegar a mis oídos sordos. Sólo así puedo hacerlo. Solo, en silencio conmigo y para mí. Lápiz, papel y movimiento. Crear para el mundo, también para curar ese ardor de lo que a veces no sale y continúa cautivo. Crear para texturizar una huella pura y sincera, que sienta, viva y vuelva a sentir. Platicarle al papel lo vivido y escuchar su respuesta en tinta oscura. Rasgar la madrugada con un lápiz fecundo de sentimiento, para dormir tranquilo, y en paz.

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