
Me gustan las estrellas. Ellas no juzgan, sólo brillan y brillan. Pareciera que no tienen a quién brillarle, pero un sin fin de miradas tristes las devora cada noche. En el día descansan para ayudar a quién sufre la caída de la luz. Como ellas, como yo. También como el sol cuando desaparece la luna y queda sólo el respiro de las nubes. Otras se cansan de vernos tristes, y explotan en su propia muerte. Pero me gustan las estrellas, y saber que además de brillar, mueren.
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